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miércoles, 19 de marzo de 2014

Geobiologia Fuente: blog 'En la Senda del Zahori'

GEOBIOLOGIA

El hombre ha nacido y ha evolucionado en el medio terrestre, y a su vez se ha visto influenciado como la propia Tierra por el Cosmos (en especial por el Sol y la Luna). Este medio Cosmos-Tierra que ha permitido el desarrollo de la vida no solo humana es fundamentalmente energía electromagnética.
La radiación electromagnética cósmica es parcialmente filtrada y desviada por la atmósfera terrestre, pero una parte importante de esta que abarca diferentes frecuencias del espectro penetra hasta la superficie de la Tierra siendo absorbida y reemitida por esta. Esta reemisión junto con las radiaciones propiamente terrestres que también abarcan diferentes frecuencias del espectro electromagnético forman la componente telúrica de las radiaciones que nos rodean.
Los seres vivos y en especial el hombre, necesitan el influjo benéfico de las radiaciones naturales cosmotelúricas. Entre estas radiaciones o ritmos armónicos característicos del medio terrestre se encuentran las conocidas ondas de Schumann que corresponden a las frecuencias cercanas a los 7,8 Hz y que coinciden con la frecuencia del hipotálamo cerebral del hombre y de todos los mamíferos. Su total privación supone la desconexión con las vibraciones de la Tierra a la que estamos totalmente vinculados. Este hecho fue comprobado en los años 60 por técnicos de la NASA en sus programas espaciales. La salud de los astronautas empeoraba al viajar fuera de la barrera de la Ionosfera.
Este conocimiento científico sobre la influencia de las radiaciones en la salud era sabido por nuestros antepasados. Durante milenios el hombre ha vivido en completa armonía con la Naturaleza, observando que no todos los lugares son buenos para vivir, y menos aún para dormir. En todas las civilizaciones y culturas se constatan ejemplos de este saber intuitivo. Valgan los ejemplos de los chinos y sus maestros de feng shui o de los romanos y sus zahoríes, ambos establecían mediante sensibilidad personal los lugares más favorables y los más desfavorables para vivir. Los romanos, además, comprobaban sus mediciones con la práctica mediante el uso de animales. Antes de establecer un asentamiento, dejaban pastar rebaños de ovejas un cierto período de tiempo y por zonas, observando posteriormente el estado de sus hígados. Según este decidían la salud del lugar.
Hoy sabemos que el delicado equilibrio biológico humano (y en general de todo ser vivo), se ve alterado en zonas o lugares con diferencias energéticas cosmotelúricas significativas. Este es el campo principal de estudio de la Geobiología.
La Geobiología estudia la relación que existe entre las energías terrestres y cósmicas, y la salud de todo organismo vivo (en especial del hombre). El campo de estudio de la Geobiología es muy amplio, ya que incluye las energías naturales del medio tanto terrestre como cósmico que siempre nos han rodeado, más las derivadas del progreso tecnológico humano. Así, se estudia la calidad del aire (agentes contaminantes, ionización, radiactividad, …), la calidad ambiental (contaminación acústica, electromagnética, vibraciones, desarmonía forma-proporción-color, simbología en la decoración y relación con la personalidad, …) y la calidad del emplazamiento (geopatías o zonas geopatógenas: lugares o zonas con incrementos significativos de radiaciones electromagnéticas cosmotelúricas que pueden afectar a la salud). De todos estos aspectos, el estudio de las geopatías es el que más define el trabajo del geobiólogo.
La Geobiología nace a principios del siglo XX en Europa. Se trata de un “redescubrimiento” científico del viejo saber intuitivo de la relación entre el lugar y la salud.
Uno de los primeros geobiólogos fue el Varón Gustav Von Pohl quien realizó en 1932 en Vilsbiburg (Alemania) un estudio epidemiológico constatando la influencia de las corrientes de agua subterránea (una de las geopatías más conocidas) y los casos de cáncer. El estudio fue ratificado oficialmente por el alcalde y las autoridades médicas mediante acta notarial.
Otro eminente geobiólogo el Dr.Hartmann observó en 1950 en su hospital de Alemania la existencia de habitaciones “muerte” (habitaciones con incrementos porcentuales muy significativos de fallecimientos) relacionándolas con geopatías. Este médico y geobiólogo escribió:
“Resulta trágico comprobar como algunas ideas provechosas se ven rechazadas o ridiculizadas. La historia de la medicina abunda en ejemplos. Incluso hoy en día, en nuestra propia época, las autoridades sanitarias continúan oponiéndose intolerantemente a la idea de que las zonas geopatógenas puedan causar el cáncer. ¿No resulta muy extraño que, por un lado, los investigadores acepten más de trescientas teorías como punto de partida de la etiología del cáncer y por otro se muestren tan tajantes al ignorar, rechazar o incluso atacar maliciosamente este descubrimiento?. Cualquiera que tenga alguna experiencia directa de este problema no puede ni debe permanecer en silencio, aunque su credibilidad como médico pueda verse afectada en consecuencia.
Por mi parte, estoy dispuesto a mostrar a los más escépticos zonas determinadas capaces de producir el cáncer e incluso a permitirles que hagan malabarismos con estadísticas trágicas que abarcan varias generaciones. Les presentaré también pacientes que se han librado de dolores y enfermedades tras apartarse de la influencia de estas zonas telúricas. La salud y el bienestar de los seres humanos están íntimamente ligados a la tierra en que viven y sus radiaciones.”(1)
Muchos de los geobiólogos que han contribuido con sus experimentos y descubrimientos a la expansión de la Geobiología, son o eran médicos o físicos como el Dr.Hager en Austria, el Dr. Pierre Cody o el Dr. Peyre en Francia, el Dr Manfred Curry en Alemania o la Dra. Blanche Merz en Suiza.

Leer más: http://www.enlasendadelzahori.com/geobiologia/%c2%bfque%20es%20la%20geobiologia-/



Las Geopatías







Las geopatías o zonas geopatógenas son zonas o lugares alterados en donde se detectan diferencias significativas de emisión de radiaciones energéticas electromagnéticas que pueden afectar a la salud física y psíquica de las personas (y en general a la salud de todo ser vivo).











 Estas diferencias se aprecian fundamentalmente en cambios de frecuencia y amplitud de onda de las radiaciones naturales, produciéndose una vibración desarmónica que afecta en general a todos los seres vivos y en especial al hombre. La geopatía alcanza una amplia zona vertical sobre el subsuelo abarcando todos los pisos de una edificación. Su componente horizontal normalmente presenta una zona donde se genera la radiación y donde esta es más nociva, y otra zona adjunta donde la influencia patógena va disminuyendo en función de la distancia al foco.


Se cree que las radiaciones presentes en una geopatía pueden perjudicar los procesos bioquímicos y energéticos del cuerpo humano afectando primordialmente a las células del sistema inmunitario e incidiendo también sobre el sistema nervioso, endocrino y hormonal.

La célula actúa como un sutil circuito electrónico resonante que es capaz de vibrar ante las frecuencias electromagnéticas del medio. Y según parecen demostrar las investigaciones realizadas hasta ahora lo hace selectivamente en función de su propia característica (función y organismo) y la característica de la radiación (frecuencia, amplitud de onda, forma de onda e intensidad). El ambiente ionizado producido por las radiaciones favorece la aparición de radicales libres que dañan la membrana celular.
Como consecuencia se puede producir un menor tono vital que favorece el desequilibrio psíquico y físico. Según el tiempo de exposición, grado de sensibilidad de cada organismo, valor de las radiaciones, sinergia con otras agresiones y otros factores, pueden incluso desarrollarse enfermedades como la depresión o el cáncer.

Cada persona tiene diferente sensibilidad, y reacciona a los efectos de una misma geopatía en mayor o menor cantidad de tiempo de exposición. Los lugares más importantes a considerar en un espacio dado son los de más permanencia y en especial en viviendas la cama. Además de ser habitualmente la cama el lugar de más permanencia, es durante la noche cuando se detectan los máximos de radiación y es en el estado de sueño cuando nuestro organismo es más vulnerable a sus efectos.
Las primeras manifestaciones somáticas que pueden alertar de la posibilidad de estar afectado por geopatía son precisamente las alteraciones del sueño (insomnio, dificultad de conciliar el sueño, sueño irregular muy entrecortado con necesidad de micción, eneuresis nocturna, sonambulismo, caída de la cama, dificultad al levantarse por la mañana, sensación de mayor cansancio tras el supuesto descanso, mareos matinales, …). Otras manifestaciones típicas son las reacciones alérgicas, el agotamiento crónico y los dolores de cabeza o espalda persistentes.

En muchas ocasiones la persona afectada por una geopatía no responde favorablemente a la adecuada medicación que se le administra. Al solucionar este problema, la medicación resulta efectiva y el paciente se recupera a un ritmo normal.
Gracias a la kinesiología (medición de la respuesta muscular) y otros métodos (como los aparatos tipo Mora, Bicom o Quantum) se puede detectar que un paciente está afectado por geopatía.

Los efectos más comunes de las geopatías en animales son: aumento de mortalidad especialmente en crías, disminución de producción de leche, aumento de enfermedades infecciosas, …

Actualmente debido al espectacular desarrollo y crecimiento humano se descargan en todo el mundo más de 10 mil millones de Kw de energía artificial que rompen el equilibrio natural del medio terrestre. Se alteran considerablemente tanto las ondas armónicas que se reciben del Cosmos como las radiaciones magnéticas terrestres. Este hecho contribuye a acrecentar los efectos nocivos de las zonas geopatógenas.


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