Un impresionante alcornoque en el parque natural del Montnegre (Bracelona).
Foto: Fundación Tierra
Los pueblos indígenas de Norteamérica se refieren a los árboles como "nuestros hermanos y nuestras hermanas de pie". Los seres humanos y los árboles compartimos una postura vertical y erguida. Nosotros caminamos, ellos permanecen de pie. En las lenguas de origen germánico, buena parte de los términos relacionados con el aprendizaje, el conocimiento, la sabiduría y otros temas similares proceden de palabras de árboles. Así los términos anglosajones witan (mente, consciencia) y witiga (sabiduría) han dado lugar a las palabras inglesas wits (entendimiento), witch (bruja) y wizard (hechicero), así como a la alemana witz (entendimiento, chiste). Todas estas palabras proceden de una raíz que en escandinavo antiguo significaba "bosque". La palabra druida deriva del gaélio Dru (muy muycho, el más) y vid (conocimiento) y era la persona que reunía el máximo saber. Éste como no podía ser de otro modo, tenía su origen en los árboles, no sólo porque los druidas debían superar un entrenamiento de veinte años en el bosque, sino porque en un principio todo el saber procedía de ellos. Esta afirmación no cuestiona la posición de Dios como ser supremo: en tanto que fuente de todo conocimiento, los árboles se convierten en vehículos del mismo.
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