El síntoma inicial y más común de la sarna es la picazón,
que ocurre especialmente durante la noche.
Al principio aparecen pequeños forúnculos (ronchas),
pequeñas picaduras o granos. En casos más avanzados,
la piel puede estar costrosa o escamosa.
Los ácaros prefieren sitios más cálidos sobre la piel,
así como en los pliegues de la piel adonde la ropa está justa.
Estas zonas incluyen especialmente la piel entre los dedos,
codos o muñecas, las nalgas o la cintura,
alrededor de los pezones de las mujeres y en el pene de los hombres.
Los ácaros también tienden a esconderse dentro o
sobre la piel debajo de los anillos, los brazaletes
o las pulseras de reloj.
En los niños, la infección puede afectar todo el cuerpo,
incluso las palmas de las manos, el cuero cabelludo
y las plantas de los pies.
También es posible que el niño esté cansado
e irritable por la falta de sueño debido a la picazón
para curar lesiones cutáneas infectadas en vez de la sarna en sí.
Aunque el tratamiento de las infecciones bacterianas
a veces ofrece alivio, la recurrencia es casi garantizada
si no se trata la infección primaria de la sarna.
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