Última revisión: jueves, 05 julio 2012
Dra. Marta Ferrer Puga
¿Qué son los ácaros?
Dentro del hogar, se acumulan fundamentalmente en la moqueta, alfombras, tapicerías, edredones, almohadas, colchones y, en general, en todos los materiales textiles, incluyendo juguetes de peluche y la ropa. El desarrollo y propagación de los ácaros del polvo doméstico depende fundamentalmente de la humedad relativa y de la temperatura. Las condiciones óptimas se dan a temperaturas entre 20 y 30ºC y humedades relativas del 65 al 80% (por debajo de 50% de humedad prácticamente no pueden vivir). Este tipo de clima es el habitual en nuestro entorno durante gran parte del año, salvo en los meses invernales.
Las épocas en que más se reproducen y, por lo tanto, más molestias ocasionan, son los equinoccios, es decir, otoño y primavera, al existir temperatura y humedad elevadas. Si la temperatura aumenta mucho en verano, con disminución de la humedad, o desciende mucho, como en las montañas, hay menos ácaros y, por lo tanto, menos síntomas (lugar ideal de vacaciones). De lo dicho anteriormente se deduce que las zonas geográficas donde hay más ácaros son las zonas costeras o las islas, y existen menos en el interior del país.
¿Qué síntomas producen?
Los ácaros no representan ningún problema para la gran mayoría de las personas. Sin embargo, en algunos enfermos alérgicos desencadenan molestias respiratorias (rinitis y/o conjuntivitis y/o asma bronquial).
Por orden de frecuencia y de gravedad, en primer lugar pueden producir una rinitis o rinoconjuntivitis que se manifiesta por picor de nariz y ojos, secreción nasal acuosa, estornudos, nariz taponada, etc. En segundo lugar, asma bronquial. No hay que olvidar que un 80 por ciento de todos los asmáticos lo son por causa alérgica. El asma puede manifestarse inicialmente con una tos seca, fundamentalmente desencadenada por ejercicio, risa o humo de tabaco. Más tarde surge dificultad para respirar, ruidos torácicos (pitos o silbidos), sensación de opresión en el pecho. También puede manifestarse únicamente al realizar esfuerzos, por ejemplo subir escaleras, obligándonos a detenernos porque nos falta aire.
¿Cómo se diagnostica una alergia a ácaros ?
El diagnóstico se realiza mediante un test cutáneo muy sencillo: se aplican sobre la piel del brazo gotas que contienen una cantidad conocida del alérgeno al que podemos ser sensibles; posteriormente, se atraviesan con una mínima lanceta hasta perforar la piel y se observa la reacción a los 15-20 minutos. El fundamento de esta técnica consiste en reproducir en la piel la reacción que presentamos en otras partes del organismo.
Además, es posible realizar análisis de sangre para cuantificar de una forma más precisa y demostrar la presencia de anticuerpos específicos frente a ese alérgeno. Para diagnosticar un asma bronquial, se requiere la realización de pruebas de función respiratoria. En ocasiones, el especialista en alergia solicitará más pruebas con el fin de descartar la presencia de otras enfermedades que pudieran presentar síntomas parecidos.
¿Cómo se trata la alergia a los ácaros?
La primera medida y más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno, para ello existen recomendaciones concretas.
En segundo lugar, hay medicación que es muy eficaz en el tratamiento de síntomas, como son los antihistamínicos -ahora también disponibles en colirios y gotas nasales-, corticoides tópicos -inhalados por boca o nariz que, a diferencia de los corticoides tomados por boca, apenas se reabsorben por el cuerpo y, por lo tanto, carecen de efectos sistémicos-, y otros fármacos. Es importante saber que todos estos tratamientos mejoran y controlan los síntomas pero no curan la alergia.
Hoy en día sólo hay un tratamiento que puede inducir una tolerancia al alérgeno: se trata de la inmunoterapia (vacunas). Consiste en inyecciones de dosis mínimas del alérgeno repetidas durante un período de 3 a 5 años. Al cabo de ese tiempo, la vacuna consigue en un alto porcentaje de personas que nuestro organismo deje de reconocer esa sustancia como dañina y, por lo tanto, no se produzca la reacción alérgica.
Como existe el riesgo de reacciones alérgicas, aunque es menor del 5%, se administra en Unidades de Inmunoterapia, formadas por personal médico y de enfermería que tienen la experiencia suficiente para el manejo de estos tratamientos.
Las vacunas han evolucionado mucho en los últimos años: las pautas de administración son más rápidas y los extractos alergénicos utilizados están mejor estandarizados. Por esta razón, dan un menor número de reacciones alérgicas. Las vacunas son especialmente eficaces en los niños. Además, es muy importante señalar que se ha demostrado que la inmunoterapia evita que lo que empezó con una rinitis acabe desarrollando un asma. En el momento actual contamos con una nueva vía para la inmunoterapia especialmente útil en niños, que consiste en aplicar gotas debajo de la lengua. Se evitan así los pinchazos y puede ser aplicada en casa. Para una correcta prescripción de una inmunoterapia es imprescindible acudir al alergólogo.
La propuesta RADARCAN para evitar el problema o disminuir los estados alérgicos
es el dispositivo Modelo SC.22 Anti Ácaros
Emite ondas de ultrasonido
y la acción de las ondas tiene como resultado
que los ácaros no pueden desarrollarse,
razón por la cual disminuyen las sustancias alérgenas
en el ambiente
y seguidamente disminuye el malestar que causan a las personas sensibles
.
Ver más información sobre el dispositivo: Anti Ácaros RADARCAN
De manera simple práctica segura efectiva duradera inocua, se mantiene el dormitorio oficina o sala, protegida.
Se conecta a la red eléctrica de forma permanente.
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Departamento de Alergología e Inmunología Clínica
Clínica Universidad de Navarra
Los ácaros son habitantes naturales de nuestro entorno doméstico.
La primera medida y más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno.
El único tratamiento que puede inducir una tolerancia al alérgeno es la inmunoterapia (vacunas).
La reacción alérgica consiste en que nuestro organismo percibe como algo nocivo una sustancia -normalmente una proteína, que denominamos alérgeno- que no lo es. Este contacto pone en marcha una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diversos órganos del cuerpo.
Los ácaros son habitantes naturales de nuestro entorno doméstico y su presencia no significa una falta de limpieza en el hogar. Debido a su reducido tamaño, son invisibles para el ojo humano. Los ácaros viven en el polvo doméstico y se alimentan fundamentalmente de escamas humanas, que se desprenden de nuestra piel o de la de los animales domésticos. Sus requerimientos nutritivos son escasísimos, de forma que la descamación de un día de una sola persona es capaz de alimentar a un gran número de ácaros durante varios meses.
Dentro del hogar, se acumulan fundamentalmente en la moqueta, alfombras, tapicerías, edredones, almohadas, colchones y, en general, en todos los materiales textiles, incluyendo juguetes de peluche y la ropa. El desarrollo y propagación de los ácaros del polvo doméstico depende fundamentalmente de la humedad relativa y de la temperatura. Las condiciones óptimas se dan a temperaturas entre 20 y 30ºC y humedades relativas del 65 al 80% (por debajo de 50% de humedad prácticamente no pueden vivir). Este tipo de clima es el habitual en nuestro entorno durante gran parte del año, salvo en los meses invernales.
Las épocas en que más se reproducen y, por lo tanto, más molestias ocasionan, son los equinoccios, es decir, otoño y primavera, al existir temperatura y humedad elevadas. Si la temperatura aumenta mucho en verano, con disminución de la humedad, o desciende mucho, como en las montañas, hay menos ácaros y, por lo tanto, menos síntomas (lugar ideal de vacaciones). De lo dicho anteriormente se deduce que las zonas geográficas donde hay más ácaros son las zonas costeras o las islas, y existen menos en el interior del país.
¿Qué síntomas producen?
Los ácaros no representan ningún problema para la gran mayoría de las personas. Sin embargo, en algunos enfermos alérgicos desencadenan molestias respiratorias (rinitis y/o conjuntivitis y/o asma bronquial).
Por orden de frecuencia y de gravedad, en primer lugar pueden producir una rinitis o rinoconjuntivitis que se manifiesta por picor de nariz y ojos, secreción nasal acuosa, estornudos, nariz taponada, etc. En segundo lugar, asma bronquial. No hay que olvidar que un 80 por ciento de todos los asmáticos lo son por causa alérgica. El asma puede manifestarse inicialmente con una tos seca, fundamentalmente desencadenada por ejercicio, risa o humo de tabaco. Más tarde surge dificultad para respirar, ruidos torácicos (pitos o silbidos), sensación de opresión en el pecho. También puede manifestarse únicamente al realizar esfuerzos, por ejemplo subir escaleras, obligándonos a detenernos porque nos falta aire.
¿Cómo se diagnostica una alergia a ácaros ?
El diagnóstico se realiza mediante un test cutáneo muy sencillo: se aplican sobre la piel del brazo gotas que contienen una cantidad conocida del alérgeno al que podemos ser sensibles; posteriormente, se atraviesan con una mínima lanceta hasta perforar la piel y se observa la reacción a los 15-20 minutos. El fundamento de esta técnica consiste en reproducir en la piel la reacción que presentamos en otras partes del organismo.
Además, es posible realizar análisis de sangre para cuantificar de una forma más precisa y demostrar la presencia de anticuerpos específicos frente a ese alérgeno. Para diagnosticar un asma bronquial, se requiere la realización de pruebas de función respiratoria. En ocasiones, el especialista en alergia solicitará más pruebas con el fin de descartar la presencia de otras enfermedades que pudieran presentar síntomas parecidos.
¿Cómo se trata la alergia a los ácaros?
La primera medida y más eficaz es evitar el contacto con el alérgeno, para ello existen recomendaciones concretas.
En segundo lugar, hay medicación que es muy eficaz en el tratamiento de síntomas, como son los antihistamínicos -ahora también disponibles en colirios y gotas nasales-, corticoides tópicos -inhalados por boca o nariz que, a diferencia de los corticoides tomados por boca, apenas se reabsorben por el cuerpo y, por lo tanto, carecen de efectos sistémicos-, y otros fármacos. Es importante saber que todos estos tratamientos mejoran y controlan los síntomas pero no curan la alergia.
Hoy en día sólo hay un tratamiento que puede inducir una tolerancia al alérgeno: se trata de la inmunoterapia (vacunas). Consiste en inyecciones de dosis mínimas del alérgeno repetidas durante un período de 3 a 5 años. Al cabo de ese tiempo, la vacuna consigue en un alto porcentaje de personas que nuestro organismo deje de reconocer esa sustancia como dañina y, por lo tanto, no se produzca la reacción alérgica.
Como existe el riesgo de reacciones alérgicas, aunque es menor del 5%, se administra en Unidades de Inmunoterapia, formadas por personal médico y de enfermería que tienen la experiencia suficiente para el manejo de estos tratamientos.
Las vacunas han evolucionado mucho en los últimos años: las pautas de administración son más rápidas y los extractos alergénicos utilizados están mejor estandarizados. Por esta razón, dan un menor número de reacciones alérgicas. Las vacunas son especialmente eficaces en los niños. Además, es muy importante señalar que se ha demostrado que la inmunoterapia evita que lo que empezó con una rinitis acabe desarrollando un asma. En el momento actual contamos con una nueva vía para la inmunoterapia especialmente útil en niños, que consiste en aplicar gotas debajo de la lengua. Se evitan así los pinchazos y puede ser aplicada en casa. Para una correcta prescripción de una inmunoterapia es imprescindible acudir al alergólogo.
La propuesta RADARCAN para evitar el problema o disminuir los estados alérgicos
es el dispositivo Modelo SC.22 Anti Ácaros
Emite ondas de ultrasonido
y la acción de las ondas tiene como resultado
que los ácaros no pueden desarrollarse,
razón por la cual disminuyen las sustancias alérgenas
en el ambiente
y seguidamente disminuye el malestar que causan a las personas sensibles
.
Ver más información sobre el dispositivo: Anti Ácaros RADARCAN
De manera simple práctica segura efectiva duradera inocua, se mantiene el dormitorio oficina o sala, protegida.
Se conecta a la red eléctrica de forma permanente.
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